Si hay un electrodoméstico imprescindible en nuestros hogares modernos ese es el lavavajillas, cada vez con más funcionalidades y opciones sobre todo si nos vamos a los nuevos modelos y gamas más altas. Pero, ¿qué pasa si queremos optar por uno de segunda mano?
Pues es una tendencia que tiene sus ventajas como un menor precio, pero también sus riesgos, ya que comprar tecnología usada siempre conlleva que no sepamos si el producto funciona como debería, si se ha tratado bien o si está en buen estado. No obstante, hay algunas pautas y recomendaciones que podemos seguir para tratar de que no nos den gato por liebre.
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Informarnos y probar antes de comprar
El mercado de segunda mano está lleno de oportunidades en diferentes plataformas como Wallapop o Milanuncios. Pero no es lo mismo comprar una tele usada que una pieza de tecnología tan grande, voluminosa y sensible a aspectos sanitarios como un lavavajillas que además por estar colocado en la cocina puede estar sujeta a la infestación de moho y plagas de insectos.
De ahí que lo más sensato sea no optar por un modelo de segunda mano de un vendedor cualquiera con una ofertaza. Sino más bien optar por alguien conocido como un familiar, amigo, compañero del trabajo o similar de forma que podamos saber muy bien de dónde ha salido, quién ha sido su dueño y dónde ha estado funcionando para poder tener unas mínimas garantías de higiene y salubridad (por supuesto, luego habrá que lavarlo y desinfectarlo a fondo cuando lo tengamos en casa).

En el contacto inicial que puede ser por medios online o telefónicos nos interesará conocer varios datos del equipo antes de seguir adelante. Entre ellos tenemos la marca y número concreto de modelo del aparato que quieren venderos, si es posible con foto de la etiqueta que tenga en su parte trasera mejor.
Esto nos permitirá hacer una búsqueda por Internet para saber las características del lavavajillas como su eficiencia energética (quizá no nos interese un modelo que gaste mucho) y sobre todo saber de qué año es el aparato. De hecho, este dato es esencial para seguir con el proceso de compra, ya que la vida útil de los lavavajillas suele ser inferior a los 10 años suponiendo un uso normal de una vez al día y que se ha tratado y cuidado correctamente.
Si el modelo que nos quieren vender se encuentra ya cerca de esa cifra (en general con más de 5 años no creo que merezca la pena comprar un modelo de segunda mano) lo mejor sería no seguir adelante, puesto que hay muchas probabilidades de que, aunque funcione bien por ahora, falle en poco tiempo. También puede ayudarnos a conocer el tiempo de uso la factura original de compra, si es que la conserva el vendedor.

Probarlo antes es fundamental. Comprobar su funcionamiento te ahorrará muchos disgustos posteriores y te permitirá detectar problemas que podrían no ser evidentes en fotografías, vídeos o descripciones. Podrás saber el estado real del aparato y verificar que funciona el botón de encendido, que los programas inician correctamente, que la bomba de agua carga y desagua bien, principales problemas de estos equipos con el paso del tiempo.
Además, conviene hacer una revisión exhaustiva del estado del filtro. Como bien recomiendan en este hilo de Reddit, hay que abrir el lavavajillas y mirar el filtro y la rejilla. Nos aseguramos de que la malla del filtro esté completamente intacta, que la rejilla que lo rodea está bien, sin deformaciones y que no tenga ningún hueco alrededor de la rejilla, ni agujeros en la malla fina del filtro.
Si hay algún agujero es probable que los residuos hayan llegado a la bomba, los brazos de pulverización, etc., dañando y/o obstruyendo algún elemento.
El "chollazo" de los modelos de exposición o con taras
Las tiendas de electrónica suelen renovar sus modelos de exposición periódicamente, e incluso hay algunos comercios que se especializan en vender modelos con taras en el embalaje o la estructura exterior de los aparatos pero que por lo demás deberían estar en perfectas condiciones.
Si estás considerando comprar uno de estos modelos de exposición será probablemente una mejor idea que un modelo de segunda mano, ya que habrá estado más cuidado y no tendrá uso real, salvo que los clientes habrán toqueteado los botones, abierto las puertas, etc. Pero el resto de elementos internos probablemente estarán a estrenar.
En estos casos conviene asegurarse de negociar una garantía de al menos un año con el establecimiento. Así tendrás más tiempo para realizar todas las comprobaciones mencionadas anteriormente y no dudes en pedir un descuento adicional si detectas cualquier defecto menor. Estos pequeños defectos pueden ser tu mejor baza para conseguir un precio aún más reducido.
Imagen portada | Castorly Stock
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